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(...) La policía tiene montadas varias cámaras en la calle alrededor de su vivienda para controlar en todo momento sus movimientos y quién le visita, y el artista ha querido ir más allá, hasta el punto de anular el valor de las imágenes que registraban las autoridades con otras aún más personales desde dentro de su casa, que difundía al mundo.
Poco ha durado su última genialidad artística. Ai ha revelado a última hora de la tarde en su cuenta de Twitter que la página web en la que mostraba su vida, ha sido clausurada. “Hace cuatro minutos las cámaras han sido desconectadas. Bye bye a todos los voyeurs”, ha escrito.
¿Cuántos casos de censura similar no llegarán a nuestros oídos? El caso de Ai Wei wei evidentemente nos preocupa, pero nos hace pensar en todos los creadores que no tienen acceso a la red o que no obtienen respuesta mediática alguna.
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